SANTA CRUZ DE TENERIFE | Veteranía, seguridad y un sacrificio incuestionable en la retaguardia. Miriam Ríos Barreiro (02/12/1987) ejerce como una de las grandes lideresas en la zaga desde su aterrizaje, durante este pasado verano, en el Real Unión Tenerife Tacuense. La zaguera gallega expresa para medios oficiales del club su experiencia durante estos primeros meses en la isla, tanto a nivel deportivo como personal, además de la morriña que siente por su Coruña natal.
«Me han recibido con los brazos abiertos. El equipo trabaja duro y me encuentro contenta por los resultados que se están dando», expresa en sus primeras palabras. Un cambio de miles kilómetros de distancia que ha recibido con los brazos abiertos. «Me costó aclimatarme en un principio porque estoy acostumbrada al frío y la lluvia del norte, pues sigo alucinando con que en noches de noviembre pueda llevar pantalones y camiseta corta. Doy envidia a mis amigos y familia de Galicia, pero estoy completamente adaptada, disfrutando de este clima».
Una entrada a un nuevo club donde, pese a los importantes cambios en la plantilla, reina un ambiente sano en el vestuario. «He hecho buenas migas, especialmente con aquellas compañeras con quienes comparto piso: Saray y Solana. Pero también guardo una buena relación con Carla, Tibi, Aroa o Jenni. Todo ello, se nota en un terreno de juego, fruto de la buena sintonía fuera del césped. Somos un grupo donde, como es obvio, todas tienen sus afinidades pero, en líneas generales, existe buen rollo y todas nos llevamos bien».
El equipo tinerfeño camina con pie firme en la categoría como la escuadra menos goleada de la categoría, bien situada clasificatoriamente. «La confianza es la clave. Existe mucho trabajo y todas remamos en la misma dirección: cuerpo técnico, jugadoras. Los buenos datos en defensa son fruto de un gran esfuerzo colectivo, pues apenas nos crean ocasiones, pero porque se defiende bien desde arriba con las delanteras y, luego, en las mediocentros. Un gol siempre puede llegar, pero si no encajas, tendrás muchas opciones de sumar. Así es todo más fácil y es una de las bases de este equipo».
Indiscutible en la retaguardia para Ayoze Díaz, ha formado una de las parejas más eficientes en la línea de centrales. «Me siento súper cómoda. Venía prácticamente de un año en blanco, así que necesitaba sentir esta confianza. Me siento bien tanto con Jenni, como con Tibi y Ana Paula, pues son las jugadoras a las que tengo más cerca dentro del campo. Estoy disfrutando al máximo». Sobre su compañera de zaga, agrega que «Jenni es una futbolista con un futuro grande si sigue en esta línea. Siempre intento darle consejos en base a mi experiencia, pero también la escucho a ella porque siempre es positivo tener la perspectiva de las futbolistas más jóvenes. Nos compenetramos bien y creo que es positivo para el equipo».
En cuanto a la liga, agradece el parón vivido durante la semana anterior. «Fue una semana con bastante carga física. Nos quedan tres semanas de fútbol por delante, así que nos ha venido bien recuperar fuerzas para aquellas jugadoras que llevamos más minutos acumulados. Ha sido positivo porque nos ha permitido limpiar nuestra mente, recuperando energías para lo que nos queda antes del receso navideño».
Con las pilas recargadas, el próximo objetivo está a la vuelta de la esquina: este domingo. «Será un partido difícil, como todos. El Levante ‘B’ nos presentará complicaciones porque es una liga demasiado igualada, donde se repiten mucho los resultados cortos. Cada adversario presenta oposición, pero en nuestro campo, debemos sumar de tres para hacernos fuertes como locales y hacer buenos esos puntos de cara a las salidas como visitante».
Una cita que, de nuevo, repetirá sin público por la situación epidemiológica. «Estoy acostumbrada a jugar con poca gente en las gradas, pero es cierto que en el curso pasado, recibí mucho apoyo en mi antiguo equipo, con alrededor de un millar de personas viéndonos en las gradas. La afición siempre es importante porque cuando las piernas y la cabeza flaquean, ellos te aportan el último empuje extra. Es una etapa que nos toca vivir, pero donde todos estamos en igualdad de condiciones. Esperemos que más pronto que tarde puedan volver a los campos».
No solo habla del presente, sino también del pasado. Miriam expresa los motivos que le llevaron a iniciarse en este bonito mundo del deporte. «Llevo jugando de forma federada desde los once años, pero dando patadas al balón desde los tres años. Cuando estaba en infantiles en mi colegio, me escapaba a la parte de primaria para ver jugar a los chavales. Luego, practicaba en mi barrio». Un amor que no viene de familia, pero donde vio que tenía un vínculo especial con el balón. «Mi familia no es demasiado futbolera, pero a mí siempre se me dio bien. Siempre estaba con un balón bajo el brazo, yendo de un parque a otro para jugar a fútbol».
Con unos primeros pasos dentro del fútbol sala, dio un giro a una temprana edad para unirse al fútbol de once contra once. Sin embargo, las temidas lesiones llamaron a su puerta conforme fue dando pasos hacia adelante, viviendo una tortura que afortunadamente ha quedado atrás en el tiempo. «Estuve dos años parada por culpa de una lesión de rodilla. Aprendí a hacerme fuerte mentalmente», confiesa. «Cuando sucede un hecho negativo, reseteo y espero a una nueva oportunidad. Me ayudó en esos malos momentos. He venido de unos años donde me había resentido, jugando bastante poco, pero he sido fuerte mentalmente para salir adelante». Una fortaleza que describe como un valor natural de su carácter. «Disfruto de cada momento desde siempre, aunque ahora lo saboreo más, sabiendo que el final de mi carrera se va acercando cada vez más. Nunca he perdido la sonrisa, ya estuviese dentro o fuera del terreno de juego».
La jugadora coruñesa también expresa sus sentimientos hacia el club de sus amores y de procedencia: el Deportivo. «Mi corazón es blanquiazul y así será siempre. No estamos teniendo una buena temporada, pero confío en que las chicas saquen la situación adelante. Sé las personas que están ahí dentro y todas resuman mucho talento. Espero que se cambie la dinámica desde este domingo contra el Eibar. Creo que conseguirán la permanencia porque lo merecen. Es un proyecto que nació conmigo y lo llevo dentro, aunque reconozco que se pasa mal estando tan lejos, sin poder ayudar desde dentro». Mejor le va a un Dépor masculino que lucha por su retorno al fútbol profesional. «Vamos líderes y el estado de ánimo es más positivo. Todo es cuestión de confianza. Ojalá podamos volver a Segunda División. Somos el Dépor. Ser de los que ganan es fácil, pero yo prefiero sentir los colores de este equipo, aunque no siempre se consiga la victoria».
Por último, habla del importante valor que da a uno de los mayores tesoros del deporte balompédico: la afición. «Siempre he agradecido el apoyo recibido. Me gusta invertir mi tiempo para contestar a comentarios, historias… Si ellos pierden una pequeña parte de su vida mandándome algo, por qué no voy a agradecerlo. Me gusta estar activa en redes sociales porque ellos son el motor que mueve el fútbol, manteniendo la supervivencia de los equipos para que nosotras podamos jugar. Recibir tanto apoyo desde la distancia es enormemente satisfactorio», finaliza.