Antonio Hernández tiene 38 años y juega a fútbol desde los seis. Se inició en el campo de fútbol de Taco con los benjamines del Tacuense y desde entonces este deporte es el que le da la libertad que siempre ha apreciado, pues en el campo no existen limitaciones para él. Antonio, más conocido como Toño, es una persona no oyente que ha vivido el cambio social respecto a las personas discapacitadas hasta la actualidad. Forma ahora parte del Equipo Inclusivo del Real Unión de Tenerife Santa Cruz y es un colaborador muy importante para el club.
Suponemos que ya desde pequeño te gustaba correr detrás del balón y que jugabas mucho en el colegio, pero ¿cómo fue tu primera experiencia con el fútbol? ¿Qué anécdotas guardas en la memoria?
Empecé a jugar al fútbol con vecinos oyentes en una plaza de Taco a los seis años y en verano, casualmente, descubrí el campo de fútbol de mi barrio, fui corriendo a mi casa donde me vestí con el equipaje del Real Madrid y pregunté a mi madre si me podía acompañar a hablar con alguien del campo. Mi madre me acompañó y habló con una persona que me indicó que en septiembre podría hablar con el entrenador del benjamín del U. D. Tacuense. Así fue, pasado el verano me ficharon y empecé a entrenar con mis compañeros oyentes, era el único jugador sordo.
Jugué muchos años en la banda y marqué muchos goles, quedé el cuarto de clasificación de goleadores de la liga infantil. La U. D. Andenes me veía jugar partidos y pensaba que yo era oyente pero cuando se dieron cuenta de mi sordera, hablaron con mis padres para explicarles que la discapacidad no era importante, sino la mente, ya que había pocos jugadores, incluso oyentes, tan buenos como yo. Iban a ficharme pero, por desgracia, la situación personal no me lo permitía.
Antes de jugar contra equipos muy buenos, me animaban a marcar goles, lo que me subió mucho la autoestima. Recuerdo muy bien que yo estaba de suplente en semifinal contra el equipo de Tacoronte, nos marcaron un gol y quedaban 10 minutos para finalizar. El entrenador me dijo que entrase a jugar y me preparé con mucha energía. Mi padre me dijo que quedaba muy poco tiempo para acabar, en la banda mi compañero lateral me pasó el balón y ataqué perfectamente el balón a unos 25 metros de la portería. Logré golear y me costó creerlo. Mi padre se puso las manos en la cabeza. Los compañeros y la gente se me acercaron corriendo y me levantaron. Todavía tengo muchas más anécdotas en la memoria.

Pudiste jugar con compañeros con los que seguro todavía guardas amistad, incluso con jugadores emblemáticos como Suso Santana, ¿crees que la limitación auditiva tuya supuso una barrera social para poder desarrollarte como futbolista profesional?
Creciendo sufrí las barreras de comunicación en la sociedad y sobre todo en la educación. El primer día que entrené con el equipo me vieron y me atendieron con pena por mi discapacidad, durante esta primera temporada jugué mal y aprendí cómo jugar mejor y a atacar el balón a la portería. Una temporada después, por fin marqué primer gol y me dio mucha motivación. Esto me hizo olvidar las barreras de comunicación. El fútbol me dio libertad, por eso pasé muchos años jugando y soñaba con jugar profesionalmente. Por desgracia a los 16 años dejé el fútbol y me marché a la península para estudiar por la culpa del sistema educativo.
Una de varias anécdotas, Suso Santana fichó dos o tres temporadas después. Nos conocimos antes porque éramos vecinos. Entrenábamos juntos y jugábamos en la banda, somos humanos que pueden jugar las mismas reglas del deporte.
¿Actualmente ves a la población más empática con este tipo de barreras en el deporte?
La actualidad es diferente que la de los años ochenta y noventa. De pequeño jugaba y a veces daba patadas a jugadores rivales, pitaban la falta pero nunca me sancionaron ni expulsaron por razón de mi discapacidad auditiva. Ahora eso no pasa. Esa es la igualdad real.

El proyecto de equipo inclusivo del Real Unión de Tenerife y la antigua U.D. Tacuense ha ayudado a la visibilidad de un colectivo que lucha para que el deporte sea el nexo de unión a la integración social. ¿Qué cosas crees que se pueden seguir mejorando de aquí a unos años?
Sigo colaborando en este proyecto con el Real Unión de Tenerife. Hace falta muchas cosas para que los deportistas con y sin discapacidad disfruten de un deporte inclusivo auténtico porque en España hay muy pocos deportistas sordos profesionales. Conozco a algunos fabulosos futbolistas sordos africanos cuyo nivel deportivo es tan alto, que podrían ser jugadores profesionales, ¿por qué entonces los equipos profesionales no les fichan?
Manda un mensaje escrito, con tu experiencia en el deporte, a muchas chicas o chicos que se estén planteando poder iniciarse en el fútbol como un camino para un trabajo profesional. ¿Qué les dirías?
No es fácil comunicar esto porque nuestras vidas no son iguales. Solamente puedo decir que si tienen un sueño, tienen que ser disciplinados y demostrar su capacidad deportiva.